viernes, 23 de julio de 2010

LA INTELIGENCIA EMOCIONAL.


Nos encontramos en el tercer milenio, en el cual la tendencia es tomar más en cuenta al trabajador como un ser integral compuesto de intelecto y emociones, las que lo motivan para el logro de la excelencia.
No debemos olvidarnos, en nuestro rol laboral, de las emociones y de la intuición en general. Razón está que los que logran cohesionar su capacitación con las corazonadas, pueden lograr alcanzar el éxito en su vida profesional y en todas sus actuaciones.
Donde se visualiza el interés por parte del patrono en sus empleados, se hace posible la sinergia ente trabajador y empresa, factor este que se hace necesario para lograr el éxito y el compromiso con la organización.
Lo que sustenta las mejores decisiones, las organizaciones más rentables y dinámicas y las vidas más satisfactoria y exitosas es la inteligenica emocional y no el coeficiente intelectual. En ese orden de ideas cabe destacar, que cuando el trabajador se siente motivado, se siente mejor con la empresa y esto redunda en resultados óptimos y positivos a favor de la empresa; generandose de alli, una excelente prestación de las funciones por parte del empleado, realizando sus funciones con la energía necesaria, dando como resultado un producto final de alta calidad muy superior a la desempeñada por un trabajador desmotivado.
En tal sentido, conviene adicionar, la importancia que tienen los sentimientos y emociones del personal, es por ello que se insiste en lograr su motivación y en que los mismos se sientan bien en sus labores.
Partiendo de la mencionada situación, este nuevo concepto de gerencia se basa en cuatro pilares:
El conocimiento emocional: Este nos permite crear un espacio de eficiencia personal y confianza mediante la honestidad, incrementando a través de esta última el autoestima, y tener así la energía , la retroinformación intuitiva y la responsabilidad, todas estas variables importantes para el buen desenvolvimiento en nuestras labores y en nuestra vida personal.
La aptitud emocional: Forma la autenticidad del individuo y su flexibilidad, ampliando su circulo de confianza, capacidad de escuchar y de manejar conflictos y sacar el mejor partido del descontento constructivo, en tal sentido, podemos afirmar que, muchas de las veces los conflictos se generan sólo en nuestro cerebro por una mala interpretación de los hechos. Así pues, podemos acotar que al tener una visión de los hechos más amplia, y una mente más flexible; podremos comprender mejor a quienes nos rodean y en consecuencia evitar problemas que se pueden solventar antes de que se presenten.
La profundida emocional: Se refiere a la capacidad de conformar nuestras vidas y trabajo con el potencial único que existe dentro de cada ser humano, respaldándolo con integridad, compromiso, además de responsabilidad. Todo lo cual significa que debemos guiarnos de lo que dicen nuestras apreciaciones internas, esto es, escuchar la voz de la conciencia y no vacilar en adoptar una posición. Así pues, se puede lograr aumentar la influencia ejercida sobre los subordinados , sin necesidad de ejercer la autoridad, con lo cual el ambiente de trabajo se hace más agradable y por consiguiente más efectivo y más productivo.
La alquimia emocional: Esta se refiere a la capacidad que nos permite extender nuestro instinto creador y la capacidad de fluir ante los problemas y presiones. Así pues, esta nos sirve de ayuda para competir por el futuro, construyendo nuestras facultades de percibir y tener acceso a soluciones que se encuentran ocultas además de las nuevas oportunidades.
Partiendo de la mencionada situación, puede afirmarse que la inteligencia emocional es la facultad de percibir con eficacia y eficiencia todas las situaciones adversas que se susciten, identificandolas a través del poder y agudeza de las emociones, estableciendo de esta manera mejores vínculos laborales con los demás, tomando de esta manera las decisiones acertadas en cualquier situación. Así pues, podemos colegir que estas sirven para activar nuestros valores y aspiraciones personales, permitiendonos así, ser más creadores de nuestro presente y futuro, además de visualizar con optica objetiva y transformadora aquellas cosas en las cuales pensamos y vivimos.
De ahí que, un profesional tecnicamente eficiente con un alto índice de coeficiente emocional es una persona más hábil, que percibe con mayor rapidez y fácilidad con respecto a los demás, los conflictos en gestación que deben resolverse,; así como también los puntos vulnerables de los equipos y organizaciones a las que se les debe prestar atención.
De la misma manera, distingue con claridad las distancias que deben guardarse, loa vacíos que deben llenarse, así como las conexiones ocultas que significan oportunidad y las oscuras y misteriosas intenciones que prometen oportunidades y que realmente no lo son.

23jul10

ELABORADO POR: Hanna Hernández Lárez, Asesor
Autor: HANNA HERNANDEZ LAREZ
U.C.V. (Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas.-Laude)
U.S.M. (Postgrado en Gestión Portuaria y Comercio Exterior- Laude)
U.C. (Diplomado en Aduana y Comercio Exterior -Summa Cum Laude)

Asesor de Inversión & Corredor de Bolsas-Finanmarkets Consultores C.A.
Mercados Internacionales -Finanmarkets Consultores C.A.

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